No es una mentira, ni tampoco una novedad, que este Rayo Vallecano de Rubén Baraja (ni tampoco cuando estaba Sandoval) no enamora futbolísticamente. Lo peor no es eso, sino que tampoco se gana. Es lo peor que le puede pasar a un técnico, que ni gana ni entretiene. Algo que por ejemplo con Paco Jémez el año pasado no pasaba. Podías perder; pero los partidos, generalmente, tenían ‘algo’ para el espectador.
Aunque hay grandes diferencias, como los años luz entre la Primera y la Segunda División, pasar del negro al blanco en apenas unos meses es demasiado ‘obvio’ para los seguidores rayistas. Aunque la afición, más allá del juego, y así lo ha demandado, lo que más desea son 11 jabatos detrás de un balón.
El Rayo de Baraja se basa sobre todo en la intensidad sobre el césped y la solidez defensiva. “Estar siempre dentro del partido” es una de las claves del técnico pucelano. El equipo ha mejorado radicalmente en defensa, con 3 goles recibidos en los últimos 5 encuentros. Pero en cambio, la parte ofensiva se ha visto afectada logrando apenas 4 goles en los últimos cinco partidos (uno en los últimos tres).
Lo que sí coincide en las últimas semanas es la forma de plantear los encuentros. La ‘táctica del buen vino’. Cuánto más pasa el tiempo del partido, el Rayo va mejorando. Generalmente las primeras partes que vemos son de un Rayo inoperante en ataque: Levante, Alcorcón, Nástic, Córdoba… Parece como el típico boxeador que aguanta los golpes y en el segundo asalto sale a morder a un agotado rival. Incluso he llegado a pensar que los suplentes, muchas veces, son los ‘teóricos’ titulares. Los Aguirre, Miku, etc… mejor no alinearlos los primeros 45 minutos para que no se desgasten.
La otra teoría es que el equipo esté cada vez físicamente mejor y en las segundas partes es cuando se nota el trabajo realizado y están un punto por encima de su rival. Si analizas los puntos logrados estos meses, el Rayo de Baraja no mejora al de Sandoval; aunque las sensaciones son ligeramente diferentes. Pero el Rayo no termina de arrancar y las jornadas pasan. Y es que ya lo ha dicho Baena, hay que ser “realistas”. Mejor no pensar en ascenso.