La victoria del pasado fin de semana del Rayo Vallecano en Girona ha supuesto un golpe en la mesa por parte del conjunto franjirrojo, teniendo en cuenta la temporada que está llevando a cabo el conjunto de Vallecas. Los tres puntos no solo suponen romper una racha negativa a domicilio, sino que además traen consigo la ruptura de otra estadística negativa para los de Vallecas.
Victoria 0-3 en Granada
La afición vallecana tiene que retrotraerse tres años en el tiempo para revivir tres goles de su equipo a domicilio en Liga. De este modo, la última vez que el Rayo Vallecano anotó tres tantos en Liga fue el 26 de abril de 2014 en Granada, en un partido que acabarían ganando los de Paco Jémez por un contundente 0-3, gracias a los goles de Saúl, Larrivey y Seba Fernández. El tanto anotado por Sául fue uno de los mejores goles de la temporada para los franjirrojos, y esta victoria confirmó la tranquilidad de la salvación en la jornada 35, a falta de tres para el final de la Liga.
Aquella campaña 2013/2014 el Rayo Vallecano lidiaría con los puestos de descenso y la amenaza de la Segunda División durante buena parte de la campaña. No en vano, no sería hasta la jornada 28 cuando el equipo no saldría de los puestos de descenso, después de haber permanecido hundido en la clasificación durante 18 jornadas consecutivas. Ese Rayo deslumbró con un espectacular sprint final de temporada, en el que el equipo tan solo perdió un partido de 10 (la única derrota fue en el Bernabéu).
Otra dinámica rota
Pero el dato de los tres goles a domicilio no es el único que ha roto este Rayo Vallecano de Míchel. La victoria 1-3 en Girona ha servido para que los franjirrojos dejen de ser el peor visitante de la actual Segunda División. Asimismo, suma su segunda victoria lejos de Vallecas en lo que va de temporada, rompiendo el pésimo registro de 1 sola victoria en los últimos 32 partidos disputados a domicilio (17 en Primera y 15 en Segunda), con 21 derrotas y 10 empates en ese intervalo.
El Rayo Vallecano de Míchel está recuperando sensaciones y el próximo choque ante el Tenerife servirá para calibrar el estado en el que se encuentra el equipo, que todavía sigue coqueteando con los puestos de descenso a Segunda B.