Fin de semana clave para la franja. Fin de semana de recuperar sensaciones, de ver cómo el rayismo pregona su unión a pesar de los contratiempos que hemos padecido a lo largo de la temporada. Un Club con una estructura organizativa muy alejada de lo social, pero que socialmente ha vuelto a palpar el vínculo equipo y afición.
Rayo, despierta
Tras meses y meses de sombras, de pesimismo, de preocupación, el aficionado rayista está volviendo a esbozar una sonrisa, a destellar un ápice de alegría, comedida, por supuesto, pero con la sensación de que la franja sale de ese pozo sombrío en el que se hallaba inmerso. Al menos en lo deportivo, vaya, porque en lo institucional me temo que las sombras van más allá y nos quedan más capítulos por escribir de una organización que languidece.
Por un lado, el sábado vimos cómo los hombres de Míchel doblegaban al líder de la competición, a un equipo sólido que llegaba a Vallecas con los deberes hechos pero que tan solo había perdido cinco partidos hasta el momento. Por cierto, que sigo dándole vueltas a la cabeza y preguntándome qué habría pasado si se hubiera ganado en Huesca. Ahí lo dejo.
A lo que voy. El post partido, la grada de Vallecas inmóvil, esperando algo, cantando, soñando, sonriendo. Y salen los jugadores, como hace tiempo que no se veía sobre el césped de Vallecas. La comunión equipo y afición volvió a palparse en la tarde del sábado para poner de manifiesto que esa simbiosis es algo mágico que siempre ha caracterizado a la franja y que se había perdido a lo largo de la presente y ruinosa temporada. ¿Cuánto tiempo hace que no sucedía? No lo recuerdo, pero lo que sí se es que ese nexo es clave para que el equipo vuelva a brillar.
Pero no solo del primer equipo estamos hablando, ya que este fin de semana hemos visto las innumerables muestras de apoyo al equipo femenino por su imperiosa clasificación para disputar la Copa de la Reina. Además, lo vivido el domingo en Aravaca no se queda cojo. El Rayo B se jugaba la vida en un partido que podía dar con el descenso del equipo, y allí estuvo la afición rayista titánica, animando y llevando en volandas a los pupilos de Juanvi a una victoria más que necesaria para continuar en Tercera División. Otro ejemplo de la importancia de esa unión especial equipo y afición que hacen de Vallecas un lugar sagrado.